Agradecidas por su AMOR incondicional

¿Alguna vez has sentido que conseguiste algo muy valioso  sin merecerlo? Hace algunos años, alguien me regalo unas entradas VIP para el concierto de uno de mis cantantes favoritos. No podía dejar de agradecer por haber pagado esas entradas por mi, que no solo me permitirían asistir al concierto, si no que también me darían acceso privilegiado. ¿Te has detenido a pensar que tienes pases privilegiados para acudir a la presencia de nuestro Padre Celestial? 

La Biblia en Hebreos 10:19-20 nos dice: Hermanos, ahora podemos entrar con toda libertad en el santuario gracias a la sangre de Jesús, siguiendo el nuevo camino de vida que él nos abrió a través del velo, es decir, a través de su propio cuerpo.”

Nosotros tenemos acceso privilegiado a nuestro Padre Celestial gracias a que Jesús pago el precio de esas entradas, a través del sacrificio de su muerte en la cruz. Esto es a lo que llamamos el “Regalo de la Gracia”. 

La gracia se puede definir como un regalo gratuito concedido por Dios para que podamos tener acceso a su presencia (Efesios 2:8). Vale la pena mencionar que es un regalo no merecido, pues no esta en sintonía con nuestras obras, sino es un regalo que recibimos gracias al amor incondicional de nuestro Padre hacia nosotros.

” Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito”

Juan 3:16

En Hebreos 10:10 encontramos: “Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo en sacrificio una sola vez y para siempre.”

El sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario ha redimido nuestros pecados una vez y fue para siempre. En Romanos 8:1 encontramos: “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, si no conforme al Espíritu”. 

Acerquémonos pues al trono de su gracia y a su presencia confiando de que a través de la sangre de Jesús, hemos sido redimidos, perdonados y purificados, una vez y para siempre. Acerquémonos con un corazón sincero y agradecidos porque podemos gozar de pases preferenciales a su presencia.  Pidamos a nuestra Padre Celestial que podamos vivir el mensaje de Cristo con toda riqueza en nuestras vidas.

Inspirado en su palabra,

Kiara